viernes, 28 de noviembre de 2008

-Y donde se supone que están los poemas en tu blog?

Deslizo mi laptop suavemente fuera de las manos de S.,enciendo la bachita de mota y guardando el humo en mi boca, la beso.

-No hay poemas S., ninguno en absoluto.

-Entonces cual es el objetivo de llamarlo así?

-Ya lo entenderás. Pásame el Candy flip.

-Augusto, no puedes estar comiendo ácidos como si fueran pinches dulces, no creo que ...

-Me trago el aceite antes de que termine la frase, su rostro esta compungido como un puño cerrado. Le sonrío y de mi nariz fluye un liquido que pudiera ser mi sangre. Soy una calamidad.

¿Cómo llegué aquí?

-Voy a salir un rato, daré una vuelta, no me siento muy bien - dice S. vistiéndose rápido. Mi pecho se siente tibio, lo froto con la palma de mi mano, al ponerla sobre la cama para levantarme deja una perfecta huella escarlata. Ni por un segundo me siento mal respecto a esto, me refiero a lo que le hago a mi cuerpo.

S. abre la puerta y, al salir, la noche se la traga voraz. Una vez solo, me dirijo al refrigerador y destapo una cerveza. Al beberla trato de decidir si será una buena idea ducharme o no. Opto por esnifarme una rayita. Mi corazón toca una batucada. Soy una calamidad. Intento escribir unas cuantas líneas de algún estúpido poema. No puedo. Enciendo el radio y suena "Janitzio" de Revueltas. Las notas me envuelven. Las dejo hacerlo.
Desnudo, observo por la ventana. Tan solo es de noche en la ciudad. No hay nada de literario en esto, ni en mi vida, ni en nada en este pinche mundo. Me pregunto de dónde sacaron todas esas cosas los cabrones que han escrito obras inmortales.
En ese momento una lluvia multicolor baña todo a mi alrededor. Estoy seguro de que es el ácido que me borra.

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