jueves, 22 de enero de 2009

DORITOS NACHOS

Me acuerdo bien de Laura o más bien me acuerdo de sus manos y de la gracia que tenía cuando tomaba el cuchillo y el tenedor y callada partía la carne como si abriera el vientre de un hombre en plena cirugía. Yo dejaba canciones grabadas en su contestadora, canciones de cuarenta segundos que hablaban de comer sándwiches en las jardineras de la preparatoria, estaba enamorado de ella, profundamente enamorado de ella, pero hoy, casi quince años después, apenas puedo recordar su cara. Bebiamos cervezas sentados en la banqueta afuera de su casa y una vez me platicó que su hermana era daltónica y trabajaba en un Seven Eleven, un día por la madrugada llegó alguien y le pidió unos Doritos rojos, ella llevó unos verdes y entonces este tipo que estaba borracho le gritó: Dije rojos, no verdes, ¿Eres daltónica o qué?, su hermana se metió al baño a llorar, no salió hasta que terminó su turno y la despidieron. Estábamos callados, tomando Modelos de lata en la banqueta. Yo puse mi mano en su rodilla y le dije: Era un estúpido, los rojos son Doritos Nachos. Y Laura me sonrió, me tomó de la cara y me dio un beso, y yo de aquél momento sólo puedo recordar la gracia con la que me tomó con sus manos.Eran manos blancas y lisas, con una cicatriz vertical que le partía la palma.
Nuestra relación duró muchos años. Mi destino era arrojar a la cama a Laura y abrirle las piernas como un compás y luego fingir que estaba inventando algo, o me equivoco, porque cuando te follas a alguien el destino ya está echado. De cualquier manera, en esos años yo no sabia nada acerca del destino, solo me importaba Laura y las Modelos de lata que, callados, tomábamos en la banqueta. Se terminaban, luego íbamos por más Modelos. Después me iba a casa caminado en silencio, no recuerdo cómo acaba esta historia porque ni siquiera recuerdo la cara de Laura.
Dejo de escribir. Doy vueltas en mi recámara, desesperado. Salgo al Seven Eleven por unos cigarros, hace frío. Son las 12:51 A.M., mal humor. Por la ventanilla del mini súper se asoma una mujer morena, le digo: Unos Marlboro rojos por favor, da la vuelta, va a la repisa de los cigarrillos y me entrega una paquete de Marlboro blancos, los miro, me mira, la miro, le sonrío, me sonríe, le pago, me da mi cambio, regreso a mi departamento, entro a mi recámara, tiró el paquete de cigarros al bote de basura (Yo no fumo) Me hundo en las sábanas, sonrío y me quedo dormido pensando que Laura va en un avión, empiezo a recordar su rostro, el avión empieza a incendiarse en el cielo, se desploma, una turbina cae en mi recámara destrozándolo todo como en esa película. Cómo me gustaría que aquello sucediera, cómo me gustaría al menos poder soñarlo.

1 comentario:

la granota dijo...

Sí! Así se hace!

Cuándo publicas??